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4 noches en Oporto (con visita a Braga y Guimaraes) Parte II

Día 4. Visita a Braga y Guimaraes

Este día madrugamos para que nos diera tiempo a ver todo lo previsto. Fuimos a la estación de Sao Bento a coger un tren que nos llevó hasta Braga. Los precios ida y vuelta son muy asequibles para viajar entre las ciudades más cercanas.

Al llegar a Braga fuimos andando desde la estación hasta el centro. La entrada más conocida es por el arco de Porta Ferrea, desde allí fuimos paseando hasta la conocida plaza de La República.

Cerca de la plaza es interesante ver La Catedral, y recorrer sus calles. Desde la plaza hay una calle principal con muchas flores y muy bien cuidada desde la que sale, a mitad de la calle más o menos, un autobús que lleva al monasterio de Sameiro y Bom Jesús.

Se encuentra a las afueras pero es, para nuestro gusto, lo más bonito de ver. Situado en una gran colina desde la cual se ve toda la ciudad, al Bom Jesús se puede subir o bien por unas escaleras (por las que se tarda mucho subir), o por un pequeño y antiguo funicular. Si teneis tiempo recomendamos hacerlo por las escaleras, con sitios para descanso. Nosotros ibamos con el tiempo pegado y decidimos subir más rápido de la otra manera.

Una vez arriba poemos visitar la iglesia y el monasterio, además de un gran jardín con encanto, miradores hacia la ciudad y algún hotel.

Cuando terminamos la visita, volvimos para el centro de la ciudad y comimos algo rápido en la Plaza de la República antes de volver a la estación.

Desde aquí cogimos otro tren que nos llevó hasta Guimaraes.

Guimaraes en sí es muy pequeño, pero desde que pones el pie en esta ciudad te inunda un espíritu medieval de lo más bonito.

Es una ciudad donde perderse por sus estrechas calles, visitar todos y cada uno de sus rincones, etc. Como no teníamos mucho tiempo no pudimos disfrutarlo todo lo que queríamos, pero volvimos encantados a Oporto.

¿Qué ver?

Centro cultural Vila Flor.

Caminar por el centro hasta la conocida Plaza de Santiago. Es una plaza atigua y de aspecto medieval.

En esta plaza se encuentra la Iglesia Sra. de Oliveira, es muy bonita tanto por fuera como por dentro.

Si seguimos paseando podemos ver el Ayuntamiento, el cual antes fue un precioso convento.

Lo más representativo de Guimaraes es el castillo. Hasta el se llega dando un precioso paseo que nos va alejando del centro hasta llegar. Lo primero que encontramos es el Pazo de los duques de Braganza, por el que es bonito pasear entre los jardines de alrededor.

Al lado está el castillo, al cual pudimos entrar pero de forma rápida. Recomendamos pasear entre sus murallas, subir por la colina y ver desde ahí Guimaraes.

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Al lado del castillo se encuentra la tercera pieza que conforma este emblemático lugar: la capilla románica de San Miguel.

Si hace buen tiempo es genial poder tumbarse en sus jardines a comer, descansar o relajarnos antes de continuar el viaje.

Además de todo esto, en Guimaraes podemos encontrar numerosos museos y además existe un teleférico, al cual nosotros no fuimos, por falta de tiempo, pero os dejamos toda la infromación por si queréis subir.

El teleférico nos lleva desde el centro de la ciudad hasta la Montaña da Penha, subiendo unos 400 metros de altura en muy poquitos minutos. En la montaña está el Santuário de Nossa Senhora do Carmo da Penha.

Nosotros nos tomamos una cervecita bien merecida en el centro de la ciudad en una terraza y pusimos rumbo de vuelta a Oporto, que ya se nos hacía muy de noche.

En Oprto cenamos y ya dispuestos a pasar nuestra última noche por allí.

Día 5. Última vuelta por Oporto y Matosinhos

Hicimos las maletas bien pronto y las dejamos en consigna en el hotel.

dimos un paseo por lo que ya habíamos visto de Oporto hasta llegar al lugar desde donde salen los cruceros por el río. Tiene una duración de una hora y es recomendable hacerlo porque va explicando la historia un poco de la ciudad y en mayor medida de cada uno de los 7 puentes que cruzamos.

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Una vez terminado el paseo en el barco, desde arriba del puente de Luis I cogimos un tranvía que nos llevó a Matosinhos.

Se encuentra a las afueras de Oporto, y es la zona de la playa.

Según llegamos dimos un paseo por los numerosos restaurantes que hay a pie de calle, en los cuales te hacen el pescado recién cogido a la parrilla, cocinándolo en la propia calle al lado de tu mesa.

Es increíble la calidad del mismo, y los precios no son muy caros. Merece mucho la pena ir hasta allí.

Una vez comimos fuimos al paseo marítimo a dar una vuelta ya que nos hizo muy buen tiempo este último día. Si vais en otra época os podeis hasta dar un baño o relajaros en la arena.

A la vuelta en el ranvía nos paramos en el Estadio Do Dragao, si nos vais conociendo sabeis que es parada obligatoria en cada ciudad que visitamos.

Nosotros no teníamos tiempo de más, nuestro vuelo nos esperaba asi que volvimos al hotel a por las maletas y fuimos hacia el aeropuerto.

Aquí se acaba un bonito viaje, en el cual no se necesita mucho presupuesto y sin duda es una ciudad que merece la pena conocerla lo máximo que se pueda.

Hasta la próxima!

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